martes, 30 de noviembre de 2010

Laregla De Chargaff: up date, Vol 1.

Me gustaría contaros acerca de mis compañeras polar y Japón S., de las cosas que han aprendido al curso de grabaciones caseras. No, nada de lo que estáis pensando… No grabaron ningún porno casero, claro que no, de hecho yo solo fui a clase una vez… al enterarme que nadie se iba a quitar la ropa en ningún momento lo abandoné, directamente… aun así pude echar unas pistas midi, “tocar” el bajo, mi gran aspiración…

Total, que mis amigas participaron a una versión… (no os voy a revelar la canción… de momento). Ya sabía que la polar tuviese una bonita voz, (polar no tiene nada feo… aunque yo le saqué una foto en el verano ‘08 que el día que me cabree la voy a publicar y se va a cagar…), pero no me imaginaba que pudiera llegar a semejante niveles de penetrabilidad, la voz. En fin…

Echando marcha atrás queridos amigos lectores, os voy a escribir sobre un señor que tocó hace unos lunes en la Sala Supersonic de la Tacita de Plata. Mejor no, no voy a escribir, solo os comentaré que el artista se llama Eric Sardina y que los Mississippi le acompañaban:

Ahora una cursilada… si os habéis fijado bien, seguro que no se os ha escapado que el hombre lleva un cacharrito en el meñique de la mano izquierda (me perdonen mis músicos por si el cacharro tiene un nombre técnico que desconozco). Pues el cacharro ese se le cayó al maromo durante el concierto… pues en la Supersonic normalmente la gente casi se sube al escenario de lo hasta arriba que se puede poner aquello y, justamente en estas circunstancias de apretamiento, una chica tuvo la oportunidad de recoger el cacharrito… él, mas majo que las peseta, sin dejar de tocar, estiró el dedo para que ella se lo pusiera, luego se agarró el sombrero en un gesto de agradecimiento y acto seguido le mandó un beso. Pues yo estaba a 50cm y poco más y me muero de envidia! Aiiiiiiiinnnnssssssssss…..

Merece la pena que le echéis un vistazo a esta visionomía por si a caso os gusta Julio de la Rosa, otro concierto en el que estuvimos el Trío al completo.

No olvidéis de echarle un vistacito también a esta gente… que mola mazo, tronco, jejejejeje!!!

besotes

LDC

arco del triunfo


bueno bueno... aviso... me va a quedar una entrada cursi y chunga...

hoy he visto un arco iris. ole que rainbow. un fenómeno celeste. no es tan espectacular. pero lo cierto es que debo de tener algún oso amoroso entre mis ancestros porque, dejando de lado que soy capaz de recordar la primera vez que vi un arco iris (tenía 4 años y me caí de culo de la emoción), han pasado dos cosas:

uno. mi primera casa estaba junto a la calle arco iris.
dos. años más tarde acabé viviendo durante muchos años en la "residencial arco iris"

así que si sale uno, me paro en la calle y me rompo la nuca para mirarlo. y así me quedo, en mitad de la acera, un buen rato. del rojo al añil como en barajas. y sí que es cierto eso de que simboliza esperanza o tenermásféqueelalcoyano o eso de the pot of gold at the end of the rainbow porque justo despues me he comprado un décimo de lotería de navidad. el 22720 . si me toca, fueradejuegoposicional invita a caipirinhas en río de janeiro.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

fondue moitié-moitié


mi tragedia personal se produce de manera sistemática, cuatro veces a la semana, de martes a viernes. una injusticia sin precedentes, una agresión a la dignidad humana, una amenaza al orden natural que me parte en dos, que me desgarra y me lleva a sufrimientos que trascienden lo soportable. manteniéndome en pie a duras penas, tambaleándome, luchando por mantener la consciencia y no derrumbarme, suelo recitar con voz agónica toda una retahila de lamentos que oscilan entre el quejido del soldado que llama a su madre mientras se desangra y la mujer que grita "¿por qué?" ante su casa sepultada por un corrimiento de tierras. y me cuido ante todo de dejar claro que la magnitud de los acontecimientos es tal que quedo eximida de toda acusación de victimismo, sea este egocéntrico o de cualquier otra naturaleza. porque lo que nos ocupa es terrible, es monstruoso, es atroz. lo que me sucede de manera sistemática, cuatro veces a la semana, de martes a viernes es que, agarrénse, madrugo.

comprenderán ustedes que mis desayunos tienen algo de shock postraumático, de duelo y de evaluacion de daños. también tienen mucho de ceño fruncido, vendettas sicilianas y octubres rojos. todo ello exige que me encierre en el lugar más infecto de la casa para tomar el desayuno más triste que puedo encontrar: café de polvos y galletas de posguerra. no hay espacio por tanto para mermeladas y apfelstrudel, para zumos de naranja y daarjeling tea. y mucho menos para la evocación dandy-burguesa que empieza con una magdalena proustiana que hace explotar en tu boca toda la infancia en efervescentes peta-zetas.

en lugar de ello me concentro, de cara al microondas, me concentro, una caja sobre el microondas, me concentro, pongo las galletas de dos en dos, me concentro, una caja de fondue, me concentro, devoro las galletas a pares como a zares, me concentro, caja de fondue que reza "une façon originale et amusante de preparer viande, fromage et chocolat" :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::la ensoñación llega:

la mesa redonda, las 9 de la noche, el caquelon en el centro y amigos alrededor, el olor a alcohol de quemar ,el queso burbujeante, mezcla perfecta 50%gruyère 50%vacherin, botellas ingentes de vino blanco porque no se bebe agua porque sino te duele el estómago despues porque trae mala suerte, sostenemos los pinchos en alto, llega alguien con una bandeja de despertadores, clavamos los pinchos en ellos, los ensartamos y los hundimos en el queso fundido, los sacamos y soplamos, masticamos y saboreamos, crujen los muelles entre los dientes, el cuarzo realza el sabor del vino, nos reimos y volvemos a sumergir más despertadores, esperamos impacientes que en un momento de descuido a alguien se le desprenda su despertador del pincho y caiga en el caquelon porque eso significa más risas y que podemos obligarle a pagar la foundue o tirarle al lago o darle 40 latigazos. de todas formas, no hay prisa,tenemos toda la noche. mañana nadie tiene que madrugar. nadie.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Bad Romance por De Chargaff.

Dalida nació en El Cairo, Egipto, en 1933, sus padres eran italianos. Se fue a Paris en 1954, quería ser cantante. El primer año fue duro pero en seguida llegó el éxito. Dalida fue esposa y amante. En 1966 se enamoró de Luigi Tengo. Él escribió para ella una canción: “Ciao Amore”. Dalida quiso cantarla con él en el Festival de Sanremo, en 1967. La organización en principio no quiso admitirles al concurso, entonces Dalida amenazó al comité organizador del Festival: “Como no nos dejéis participar, a Luigi y a mi, con “Ciao Amore” yo, Dalida, el escenario del Festival de Sanremo no lo vuelvo a pisar”. El comité se acojonó y les aceptó. Desafortunadamente, durante el Festival los jueces del concurso excluyeron a Luigi Tenco y Dalida.

Pocos minutos después de hacer publica la eliminación de la pareja del concurso, Luigi se marchó del salón y Dalida se fue corriendo al hotel a buscar a su novio. Cuando Dalida llegó, Luigi Tenco se acababa de disparar un golpe a la cabeza. Dalida fue quien descubrió el cuerpo sin vida de Luigi.

Por lo menos esta es la historia que me se yo.

“Ciao Amore” es una canción maravillosa. La prefiero en francés porque en italiano no llego ni al estribillo sin que se me salten las lagrimas. Aquí la tenéis.

Nachete y Nachete.

cuarto_de_Van_Gogh

Nacho vuelve a su casa y antes de abrir la puerta coloca en una esquina del patio la pesadez de un día de trabajo más. Allí fuera, en un rincón, se van a quedar bien ordenados, uno en cima de otro, el stress, las responsabilidades, las prisas, lo que ha hecho y lo que queda por hacer; hasta la mañana siguiente.

Abre la puerta, la vuelve a cerrar detrás de sus hombros y encuentra su casa vacía. Se quita la corbata, la chaqueta, deja sus cosas en cima de la la mesa y se tira al sofá. Cierra los ojos, sueña. Sueña con ella. Lleva toda la vida soñando con “ella”. Todo lo que ha estado buscando por fin tiene cara, alguien que huela a bar por la noche y a pan tostado y zumo de naranja por la mañana. Alguien con quien reírse de si mismo, que se meta con él, que le vacile. Alguien a quien proteger. Nacho se siente feliz.

Dormido, extasiado por el color de sus sueños, seguiría en el sofá si no fuera por el perrito de la vecina, “¡Maldita rata, para de ladrar!”.

Son las nueve de la noche y Nacho se mueve por su casa, de un cuarto a otro constatando los restos de una comida para dos. Cierra los ojos y sonríe.

Algo en el estomago le recuerda que este estado de felicidad tiene un efecto secundario: “echar de menos”; pero Nacho es consciente y lo gestiona, hace como si no tuviera miedo. Sabe que tiene que parecer fuerte, que al fin y al cabo lo es.

Nacho suspira y empieza a recoger.