La vida fluye como si estuviera marcando círculos en un dibujo abstracto cósmico. (¡Toma ya!). Y lo digo para que quede claro que no se muy bien que es lo que quiero decir. En realidad me refiero a esas circunstancias que se repiten una y otra vez a lo largo de la vida de uno. Esos acontecimientos que recuerdan los intentos de un perrito empeñado en morderse la cola. Con ese ejemplo no me refiero a los bucles espacio-temporales en los que a veces quedamos atrapados… si no a esos eventos que sistemáticamente nos amargan la vida hasta que alguien de fuera nos pare con una patada o un lametazo. Una vez un chico guapo e brillante felizmente ennoviado me dijo que eso de estar enamorado de alguien que no le amaba resumía la historia de su vida. “Pues vaya por dios” pensé yo… y reflexioné. Ese tío desde luego estaba delirando… pero es verdad que hay gente a la que le pasa esto siempre. Hay gente amada por gente que ignora y que a su vez es amada por otra a su vez ignorada. Dice Dry que siempre hay otro. Pues tiene razón, una vez más. La vida a veces es como una conga en la que la gente no para de correr tras el que tiene delante… y corre corre porque esa conga es casi una competición. Porque el curro, porque el piso, porque el estatus social. Pues si, el estatus social. Mientras deliramos en esta vida, en la que hay padres en la cola de la caritas y niñatos de mierda con coches de 3 millones dando por culo a 70 por hora en todo el centro, pensamos que no podemos soltar el puto estatus. En lugar de tirar tanto pa’lante deberíamos plantarnos en el medio de la pista para que todos los que vienen detrás se golpeen y tropiecen unos con otros y se encuentren de una vez. ¿Os acordáis cuando os hablaba del puto montoncito? Claro que no, pero da igual. Tenemos que aguantar a nuestro novio, quedar bien con sus padres, lamerle el culo con dignidad al jefe, al director del banco. Y buscamos salidas de emergencia de todo tipo. Del amor (no se olviden que lo mío es el macramé) también se escapa la gente, hay algunos que les son infieles a sus parejas. Os acordáis lo real y lo irreal? Claro que no! Pero da igual… si fuera importante os pondría el enlace. Dry dice que ahora hay un nuevo satanás. Tener la ilusión de comunicar con alguien que nos produzca una emoción, manteniendo la distancia de seguridad. Darle una golosina al corazón sin que nadie se entere. A los treintañeros les gusta ahorrar en corazón… tanto en sustos que en historias de amor, para no hacerse daño, para no arriesgar cambiando la ruta antigua por la nueva… el miedo en saber lo que dejas y el terror de lo nuevo con lo que te puedas encontrar. Mas cómodo es sentirse vivo cómodamente sentado en el sofá con tu artilugio tele-comunicativo. Digo yo. No se. Un hombre una vez me dijo que la causa de la ruptura con su pareja (que era yo) había sido el sentimiento de culpabilidad por haberle mandado un sms a otra. Laotra que actualmente es la madre de sus hijos. Pues el hijo de puta me partió el corazón en 100.000 pedazos pero ahora, a pesar de que le siga odiando, pienso “ole tus cojones!”. El que me dijo que ocultar era igual que mentir… creo que siguió ocultando y, digo yo, mintiendo… y yo me quedé sin golosinas para darle a su corazón… o yo que se.
Al final eso viene a ser tres cuartos de lo mismo… pero me han dado una buena patada y un lametazo todavía mejor y entonces puedo hablar desde fuera. No podemos amar a los que no quieren que seamos como somos. Que si eres astronauta no puedes querer a alguien a quien no le gusta mirar a las estrellas y de paso buscar a alguien que te diga “yo si, yo las miraría si pudiera…”. Esto duele. Si pudiéramos amar a las personas que se ocupan y no a las que se preocupan de nosotros quizás sería todo un poco más fácil.
A lo mejor por algunos es demasiado tarde… a lo mejor algunos han interrumpido la conga cuando ya no había nadie detrás. Cuando el que le seguía ya se había desviado con el que a su vez tenía detrás. Y ahora que, pues ahora pa’lante, como los de Alicante.
Pero para algunos no. Pero para los mas sensibles no es tarde. Para los que tienen bastante inconformismo como para ralentizar y dejarse rozar… bastante valentía para abandonar esa carrera surrealista a la que ellos mismos se han apuntado… para ellos a lo mejor todavía hay tiempo, tiempo para dejarse amar y como no, amar.