postponer es posponer un post. que es lo que yo llevo haciendo un tiempo, exactamente desde que me sorprendí haciendo eso tan humano e inevitable de reconocerme en la literatura de otros, en este caso en una descripción de un personaje irrelevante en un parrafito cualquiera de mi vercoquin y el plancton (impedimenta, que ediciones tan bonitas, que razón tenías japón sevilla):
Corneille estaba dotado de múltiples talentos para el virelai pictavino,
el frontón-raqueto, el pinx-ponx, las matemáticas,
el piano asqueroso y un montón de cosas en las que nunca se tomaba la molestia de perseverar.
el frontón-raqueto, el pinx-ponx, las matemáticas,
el piano asqueroso y un montón de cosas en las que nunca se tomaba la molestia de perseverar.
si el que nos ocupa fuera/fuese un genuino postlaroid, este sería el momento en que habría dedicado un par de párrafos a explicar el concepto de energía potencial, dejando claro y meridiano que un cuerpo con todo un arsenal de energía en estado "latente" podría permanecer de aquí a la eternidad sin hacer nada. despues de ello terminaría la entrada con un parrafo final en forma de burdo twist científico-alegórico en el que identificar mi situación y emociones con el fenómeno descrito, para quedarme más ancha que larga en un oceano de autocomplaciencia post-poética.
pero como temo encasillarme les contaré sin rodeos que hace años dejé una carrera cuando sólo me quedaba una asignatura para terminar, y que desde entonces no he sido capaz de reunir los miligramos de esfuerzo necesarios para terminarla. eso no es perseverar. abandonar las cosas sigue siendo mi especialidad: dejo todo sin terminar, porque odio las cosas cuando son difíciles, porque sólo me gusta aquello que hago bien y me resulta fácil, y simplemente huyo si algo requiere esfuerzo.
evidentemente esto no encaja con el futuro brillante que todos me auguraban, ese en el que las palabras profesional liberal se confundían con las palomas del holograma de VISA en un fesrtival de autorrealización personal y prestigio social. si supieran que la pereza es mil veces más fuerte que el talento.
pero como temo encasillarme les contaré sin rodeos que hace años dejé una carrera cuando sólo me quedaba una asignatura para terminar, y que desde entonces no he sido capaz de reunir los miligramos de esfuerzo necesarios para terminarla. eso no es perseverar. abandonar las cosas sigue siendo mi especialidad: dejo todo sin terminar, porque odio las cosas cuando son difíciles, porque sólo me gusta aquello que hago bien y me resulta fácil, y simplemente huyo si algo requiere esfuerzo.
evidentemente esto no encaja con el futuro brillante que todos me auguraban, ese en el que las palabras profesional liberal se confundían con las palomas del holograma de VISA en un fesrtival de autorrealización personal y prestigio social. si supieran que la pereza es mil veces más fuerte que el talento.
Ulises que bonico eres.
ResponderEliminarY entonces me viene a la mente esa frase tan mía..."quiero dormir para siempre"
ResponderEliminarQue nadie se asuste, no es nada dramático, sino literal, porque esa frase es la expresión de la pereza extrema que a veces siento, y que me hace desear vivir todo el tiempo posible en ese mundo de sueños medio dirigidos y planeados que es el duermevela, en vez de enfrentarme a mil cosas que no sé hacer, o que me asusta hacer.
Me gustaría pertenecer a ese grupo de gente que siempre tiene arrestos para enfrentarse a todo... ¡pero no!
E igualmente tampoco pertenezco a ese grupo que se siente totalmente feliz con lo que hace. Así, que al carajo con la tontería de las pupilas en forma de dólar de los profesionales liberales. Mejor dedicarse a otra cosa más satisfactoria que requiere la misma cantidad de talento, que a seguir perdido en el laberinto del minotauro, buscando el hilo de Ariadna que te lleve por un camino que todavía no has encontrado. Like me.
Digo.