Ricitos pensó que eso de acariciar la nariz fuese para Loli lo que para el era besar una mejilla en forma de saludo.
Loli siempre lo hacía, todas las veces que le veía. Desde aquel día en el bosque. Desde semanas, todas las tardes, cuando en el laboratorio ya no había nadie, Ricitos abría la ventana… en cinco minutos Loli ya estaba allí para quedarse un rato con él. Ella dejaba el pinar para ir a ver a su amigo especial, y aunque nunca escondió a sus amigos del bosque sus excursiones fuera del parque, nunca les dijo a nadie de quien se trataba… nadie hubiese entendido aquella extraña relación y Loli no quería que nadie se metiese en este asunto. Ya le parecía bastante complicado como para tener que meterse en más líos.
Ricitos y Loli no hablaban sencillamente porque Loli no sabía. Ricitos había intentado utilizar alguna palabra sencilla para comunicarse con ella y en principio el experimento parecía funcionar pero luego entendió que Loli tenía acceso a sus pensamientos más superficiales. Lo descubrió durante los primeros compases cuando Loli hacía que levitasen las cosas que él necesitaba… pensaba en sacar un vaso de precipitado del armario y CHAS… ya estaba el vaso levitando a cinco centímetros de su cara. Ricitos tenía muchísimo miedo de que alguien apareciese durante unas de estas performance de la Loli… pero todavía más miedo le daba la capacidad de Loli de quedarse dormida en cualquier sitio. Una tarde Loli llegó al laboratorio empapada por la lluvia… Ricitos abrió el horno de Pasteur y lo puso en 30ºC para que la pequeña se secara. El pobre Ricitos se fue a hacer cosas y sin darse cuenta volvió a la estufa una hora después. El pobre vio el horno puesto a 180ºC y que ya había alcanzado los 100. En una fracción de segundo pensó que Loli se había dormido, que alguien que no había podido verla la hubiese podido encerrar el horno y darle a los 180. Ricitos en esos instantes se murió de dolor y abrió la puerta recibiendo de golpe el calor. La Loli no estaba. Y mientras él le daba las gracias a Dios por no habérsela cargado, la vio. La Loli se había quedado frita al otro lado del laboratorio, en cima de un montón de separatas…
Pues entre Ricitos y Loli las cosas no iban siempre bien. A veces no se entendían. A veces Ricitos pensaba que Loli ya no fuese a ir y entonces cerraba la ventana cuando a lo mejor ella estaba a punto de llegar… otras veces ella no iba mientras Ricitos se quedaba esperando… Otra veces Ricitos se sentía muy solo debido a la lejanía de su seres queridos y no tenía paciencia por las perrerías de la Loli… que si desaparecían la cosas, que si levitaban, que si ponía una maquina en marcha y ella se la paraba… a veces parecía que no le entendía nada. A veces solo deseaba que aquel bicho se volviera al maldito pinar y no volviese a salir de él… a veces se preguntaba porque había tenido que ir a buscarla… Aun queriéndose, se alejaban muchísimo… luego, no se sabe muy bien como, se volvían a juntar…
…Y mientras tanto las semanas pasaban, al igual que los meses, al igual que los años y para Ricitos por fin había llegado el momento de volver a su tierra y a sus seres queridos. Era un viernes. Ricitos quería despedirse de Loli y explicarle que había llegado el momento de decirse adiós y que nunca hubiesen vuelto a verse… que aun así no la hubiese olvidado que ellos dos eran amigos. Triste, abrió la ventana y justo en este momento le sacaron del laboratorio con una escusa. Sin darse cuenta Ricitos se encontró en un bar en que todo el mundo le abrazaba y besaba, le daban regalos y le invitaban a copas… las horas pasaban y Ricitos no se dio cuenta de la lluvia y de los relámpagos. El guarda del Instituto si se dio cuenta del temporal y fue por todos los laboratorios a cerrar las ventanas. Loli se había dormido entre las separada de Ricitos cuando un olor muy molesto la despertó. Muy molesto, muy intenso, cada vez más fuerte… Loli intentó alcanzar la ventana para salir de allí pero la ventana estaba cerrada… un sueño horrible y malvado podía con ella… mientras se le cerraban lo ojos solo podía ver una luz roja parpadear.
Ricitos pasó su ultimo fin de semana algo resacoso y el lunes fue pronto para el laboratorio para recoger sus cosas. También quería ir a buscar a Loli al bosque. Abrió la porta del laboratorio y no pudo con el olor a xilol y formaldeido, vio la luz roja y entendió: el temporal había hecho saltar la campana y está se había parado… el aire estaba que apestaba… y entonces, cuando vio la ventana cerrada mientras él la había dejado abierta el corazón sencillamente se le paró. Loli estaba allí a unos centímetros de la ventana. Su piel ya no brillaba… y las membranas de sus alas habían encogido, Ricitos quiso tocarla y cuando lo hizo Loli se pulverizó. En este momento si a Ricito le hubiesen pinchado con una aguja probablemente esta se hubiese roto. Loli se fue sin despedirse… lo mismo debió de haber pensado Loli de él… al igual que el cuerpecito de Loli el corazón de Ricitos se rompió.
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