domingo, 24 de abril de 2011

Vacaciones, por Laregla De Chargaff.

abbraccio

Los Reencuentros I

Llego por fin y el aire huele exactamente como me esperaba. A tomate frito y albaca… a filete y champiñones, a vino blanco también. Alguien se ha escondido detrás de la puerta… mide más o menos un metro ya… y se descojona que se la oye de lejos… es imposible no delatarla. Los labios de su madre, los ojos de su abuelo… la melenita rubia tiene tirabuzones… ya habla por los codos… igual que su tita. Su hermanita por ahora solo dice “Ngüe” pero se mueve ya muy rápido y ya tiene ganas de andar. Me sonríe continuamente.

Estaba preocupada… pensaba que no iban a querer estar conmigo. Tenía miedo que la mayor no me iba a querer… mientras estuvo conmigo todo el tiempo y un día me dijo: “Non te ne andare Zia, rimani sempre con me”.

Pues no me lo veía venir.

Historias de madres.

A. está embarazada y se ha casado hace 8 días. Se ha casado por amor con un hombre muy bueno, el padre de su niño. Un bebé que han deseado los dos muchísimo. Desde luego que A. lo ha deseado más que su proprio bien.

A. tiene a su útero con un hijo creciendo por dentro y algo malvado creciendo por fuera. Si hubiese decidido curarse probablemente la operación le hubiese impedido ser madre… así que A. ha decidido no curarse y tener un niño primero. Todos los días lucha para cumplir su sueño porque  su niño no es lo único que está creciendo… y pronto no habrá más sitio…  y habrá que hacer algo… algo drástico… el niño nacerá y ella será madre… madre… una vez.

P. vive muy lejos trabajando en el puesto por el que ha luchado en los últimos 10 años. Ella nunca se casó, solo cometió el error de enamorarse de un imbécil. Un imbécil que, a pesar de todo, le dio algo maravilloso: su niño. Un niño que P. tiene a miles de quilómetros… viviendo con la abuela. Un niño al que P. está dando un presente muy duro, lejos de ella, y todo para garantizarle un futuro mejor. Mejor que el pasado horrible que su padre les dio.

Estas son historias de chicas normales que se han convertido en mujeres valientes. Estas son historias de madres.

Los rencuentros II

Me encanta que vengan a buscarme al aeropuerto. Me gusta bajar del avión con las mariposas en el estomago sabiendo que detrás de las puertas corredizas hay alguien esperándome para llevarme a casa.

Bajo del avión, recorro el túnel, solo llevo equipaje de manos y no tengo que esperar por la maleta… voy directo a la salida… cruzo las puertas. Fuera hay una valla y detrás mucha gente… miro entre las personas… por fin lo veo. Allí está, como un pincel… las mariposa libran mi mejor sonrisa… y los pasos se hacen mas rápido… menos 4 metros, menos 3, 2… suelto la maletita y me lanzo literalmente entre sus brazos. Por fin. Aquí lo tengo. Aquí me tiene. Nos arrastramos hasta la salida… Repitiendo siempre lo mismo: “Qué tal? Como estas? Y qué tal el viaje? Y qué tal todo? Y tu que?”… hasta el aparcamiento… ya está la maletita guardada… un abrazo larguísimo, los labios… las caricias… esas manos que agarran como para constatar que es verdad, que estamos aquí otra vez… por fin, hasta casa hablando de lo que nos hemos echado de menos.

Luego las escaleras, el ascensor… las llaves… que difícil es encontrarlas a veces… “Deja esto… suelta lo otro… ven aquí… cierra la puerta, quítate esto… ahora… ahora si, ahora mejor… te he echado de menos y yo a ti también…” “Quédate aquí, quédate conmigo para siempre y no te vayas a ir nunca jamás”.

2 comentarios:

  1. le comento lo de los reencuentros I porque a pesar del arte, los arrecifes y los coches de carreras, no hay nada más bonito que los sobrinos te den besos, te digan que te quieren como la trucha al trucho y se enfurruñen si es que te vas.

    le comento lo de sus historias de madres porque este debe de ser el mes internacional del instinto y si no me cree baste un vistazo superficial a nuestras últimas entradas de blog que rebosan prolactina por cada intersticio. sea como fuere el pulso me ha hecho zrfffff un par de veces mientras leía sobre a. y p.

    y ya el reencuentro II no se lo comento porque me ruborizo.

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  2. Aaaaaaiiiiiiiiii mi pola...

    ¿y el achuchon que te voy a dar yo a ti cuando te pille que?

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