sábado, 8 de noviembre de 2014

Me vienen a buscar a casa, para tomar unas cañas, así que cuento con el tiempo de que suene el timbre. No pasa nada, despacio. Hace mucho que no escribo. Sigo en el Desierto de Sonora, pero trabajo en el Bronx. No me va a dar tiempo ni escribir todo en minúsculas. La subversión se va por el desagüe. Ganará podemos y yo siento que me vuelvo de derechas, con la vergüenza inherente, el egoísmo, todo eso, merde. Hago bizcochos, me salen mal. Trabajo en el Bronx y todas las semanas salgo llorando del colegio. Hablaba el jueves con mi novio sobre nuestros padres, nos decíamos que eramos peores que ellos, llenos de inseguridades, seguíamos siendo temerosos, inútiles y muy egoístas. Qué bonito es cuando llega un pedido de libros a casa. Qué tristes los niños que ya conocen el valor del cobre. Interstellar, mucho lirili y poco lerele. Me compré una casa. Me asusta perderla. Son meses de mierda, quiero que mi madre mi abrace. Mi padre no sirve, tan generoso, no sirve porque las madres son lo único que cuenta cuando te hieren en la guerra. Hospital Carlos III. Gamonal. El jardín de los cerezos. Llaman al timbre. No foto, como en el vaticano.

domingo, 1 de junio de 2014

mazarrón II. albóndigas IV.





por otro lado, hoy llueve en el desierto y es como el cometa Halley, que sólo ocurre una vez en la vida, dos si tienes suerte, así que he salido a la calle a ver si cogía una pulmonía y a reconectarme umbilicalmente con los prados verdes con vacas, serpenteando entre las ruinas del teatro romano y los descampados, pensando en la comida italiana, en un hombre trajeado que era igual que Monago, en comprarme una casa, en los pescados en salazón, en lo bien que me sentía, y en las técnicas de construcción naval de los fenicios.

Naufragamos frente a lo que hoy es la costa de Mazarrón como unos Schettino cualquiera, estúpidos nosotros, nos acercamos a saludar y el cargamento de plomo que llevábamos nos arrastró hasta un fondo de dos metros y medio de profundad. Cuando lo contemos en Canaán ya verás qué risas. Cubrirá el casco la posidonia marina, se balanceará durante milenios sobre las cuadernas de madera de higuera. A nado hacemos los cincuenta metros que nos separan de la costa. Nos follamos a unas murcianas muy guarras que nos sirven vino mientras comemos zarangollo.

también pensaba en lo difícil que es construir la propia identidad sin proyectarse hacia los demás, y que sólo las señoras con bolsas en la cabeza parecen haberlo conseguido del todo. yodesdeluegono. por eso escribo todo esto aquí (¿), curioso, por otro lado, en un blog sin lectores (¿). también porque no vaya a ser verdad que los arboles que caen en un bosque solitario no hacen ruido, y que la visión tan hermosa de los tejados de esta ciudad de mierda brillando como nunca se pierdan en el tiempo como lágrimas en la lluvia.qué bien traído.cuñao.


luego ha sonado esto y ya ha sido la rehostia.




¿sería realmente Monago?

sábado, 17 de mayo de 2014

no ha salido la gallina dora



Desde que tengo un trabajo para siempre me permito algunos lujos como comprarme chuletones o ir al dentista.

También he tenido que empezar a vivir sola y de vez en cuando temo resbalar en la ducha y que no encuentren mi cuerpo hasta pasadas dos semanas. Tengo una vida aburrida y apacible, me doy todo el tiempo del mundo para que sucedan las cosas y aunque haya algunos fines de semana en que no me sale ningun plan y me paso dos días sin hablar con nadie, la mayor parte del tiempo estoy bastante bien. Es extraño. Me gusta la sonrisa de mi frutero, la cúpula de la iglesia de la caridad, el mar que brilla, las galletas de avena, el niño de Kirsty y las fortalezas abandonadas.  

Por otro lado, juzgo a los que me rodean con vehemencia y con demasiada frecuencia, lo que supongo que me convierte en una harpía sin sentimientos. 

Habrá que terminar el post. La liga es rojiblanca. Los slips también.




domingo, 16 de marzo de 2014

antigripales del ejercito



los desiertos de sonora, y que me perdonen los sonorenses de bien, además de que en ellos nunca pasa nada, son feos con avaricia. si tuvieran un pedazo de verde, al menos un metro cuadrado de prao sobre el que descalzarse, esta condena al ostracismo sería un poco más soportable. exagero cuando hablo de insoportabilidad. no lo hago en absoluto cuando hablo de secarral infame en el que llorarías sobre cada matojo si no tuvieras los lacrimales más secos que la mojama.

por lo demás, esta es una tierra de machotes con pecho palomo, mujeres intrépidas con pelo teñido y niños con abrigos y pantalones a juego; la "ciudad" se paraliza cuando izan y arrían la rojigualda (literalmente) y el deporte local que lo peta es correr hasta que te mueras para quedar en un buen lugar en la carrera de 53 kilómetros montañarriba-montañabajo-montañaarriba-montañabajo-montañarrrrrrr.......... el que no corre, bucea. 30 metros bajo el nivel del mar, y sin despeinarse, ¡pijo!

estos superhombres y supermujeres no sudan y apenas enferman, unicamente cogen la gripe una vez al año, y la combaten a base de antigripales del ejército. lo que en mi imaginación, viene a ser lo que matar virus a cañonazos. en fin, que tengo tantas posibilidades de sobrevivir aquí como que fassbender venga a follarme de forma tranquila pero eficaz.

miércoles, 5 de marzo de 2014

naranjitas y limones para todos los señores

Ardió la cocina de mis vecinos, tres estudiantes de segundo imberbes y espabilados, y entre una nube de extintores, llamaron a mi puerta asustados y temblorosos. 
Yo les ofrecí tranquilidad y tres vasos de agua. Al día siguiente ellos vinieron a darme las gracias y 4 kilos de naranjas de su campo. 
Nunca ha habido nada más de verdad.