a A. el dinero nunca le llegaba a fin de mes. para el veinticinco se lo había gastado todo en cosas necesarias o innecesarias o cervezas que les compraba a los paquistanis del macba. por ello, todos los días de la última semana de cada mes comía y cenaba espagueti. con tomate o con aceite y orégano. si yo coincidía con él, le invitaba a cosas como guisantes con jamón o tortilla de patata. verle bebiendo coca-cola era la estampa de la felicidad.
N. me daba patadas en cuanto tenía oportunidad, sobre todo si yo corría más rápido, o le ganaba al parchís. su madre hacía las mejores croquetas del mundo. una vez los dos estuvimos toda la noche vomitando después de habernos pasado la tarde saltando encima del humo del tubo de escape del R12 de su padre. tenía los ojos muy azules, pero en casi todas las fotos sale con los ojos cerrados.
C. nunca decía que era americana sin más. en lugar de ello, y en caso de que alguien le preguntara, construía una complicada perífrasis: mi padre es suizo, mi madre es china-argentina y yo crecí en estados unidos. cuando era pequeña, en su casa no había televisión. no es cierto. había televisión pero no había antena. cuando veíamos sexo en nueva york se quedaba absorta. cuando bebía alcohol enrojecía y luego se moría de risa mientras explicaba que era el efecto del gen oriental. me dejó un libro muy gracioso: the cat with a really big head. también me grabó los discos de radiohead, uno de weezer y me hizo dos cds recopilatorios sobre los que escribió los títulos de todas las canciones con letra muy pequeña. si sonreía por la noche se hacía de día en un attosegundo.
como M. tenía una televisión en su cuarto, me invitó a ver la final del mundial de estados unidos en su casa. en el descanso puso una cinta que tenía el in utero de nirvana y algunas canciones de algún album de pink floyd. ¿the división bell? cuando acabó el partido salió a la ventana a gritar que había ganado brasil. esa noche me quedé a dormir en su casa y me enseño fotos de un chaval que imitaba a jim morrison junto a la tumba de jim morrison. quedamos en que me lo presentaría si yo iba a parís.
N. me daba patadas en cuanto tenía oportunidad, sobre todo si yo corría más rápido, o le ganaba al parchís. su madre hacía las mejores croquetas del mundo. una vez los dos estuvimos toda la noche vomitando después de habernos pasado la tarde saltando encima del humo del tubo de escape del R12 de su padre. tenía los ojos muy azules, pero en casi todas las fotos sale con los ojos cerrados.
C. nunca decía que era americana sin más. en lugar de ello, y en caso de que alguien le preguntara, construía una complicada perífrasis: mi padre es suizo, mi madre es china-argentina y yo crecí en estados unidos. cuando era pequeña, en su casa no había televisión. no es cierto. había televisión pero no había antena. cuando veíamos sexo en nueva york se quedaba absorta. cuando bebía alcohol enrojecía y luego se moría de risa mientras explicaba que era el efecto del gen oriental. me dejó un libro muy gracioso: the cat with a really big head. también me grabó los discos de radiohead, uno de weezer y me hizo dos cds recopilatorios sobre los que escribió los títulos de todas las canciones con letra muy pequeña. si sonreía por la noche se hacía de día en un attosegundo.
como M. tenía una televisión en su cuarto, me invitó a ver la final del mundial de estados unidos en su casa. en el descanso puso una cinta que tenía el in utero de nirvana y algunas canciones de algún album de pink floyd. ¿the división bell? cuando acabó el partido salió a la ventana a gritar que había ganado brasil. esa noche me quedé a dormir en su casa y me enseño fotos de un chaval que imitaba a jim morrison junto a la tumba de jim morrison. quedamos en que me lo presentaría si yo iba a parís.
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