martes, 31 de diciembre de 2013

Transiberiano



VÍA 2-SALTOS DE SKI EL PRIMERO DE ENERO.
Desciende mi cuerpo detrás de la maleta, ella tiene las ruedas rotas, yo también. EI andén es como la pista de esquí de garmisch, y mientras los esquiadores se deslizan y vuelan desde el trampolín, nosotras dos rodamos torpemente, hechas una amalgama de nieve, extremidades y confusión. Intento pensar y lo consigo; lo que es más complicado es aclararse, encontrar un camino inteligible entre la ventisca de ideas que me abofetea la cara. He llorado y se me ha corrido el rimmel y ello me avergüenza si me miro desde fuera, y me gusta si me miro desde dentro. Gran parte de los indicadores que usamos para evaluar nuestra vida proceden de la ficción, para que digan que el arte es inútil. Todo el cine de los años 40 resbala por mi cara. maraca loca. piano ardiente. Vagón 4. Me sacudo la nieve del abrigo. Asiento 1B. Viajaré marcha atrás en sentido literal. El sentido figurado, como el valor en la guerra, se presupone.

SUDOKUS-FÉ EN EL CAOS 
Capeando el aburrimiento, escucho lo que mi ipod prestado dispone en modo aleatorio, saltándome mis propias canciones y sonriendo ante el ingenio de otros. it’s always better on holidays. i wish you were my boyfriend. i want to buy you something but i don’t have any money. we should never have children. A mi lado, una mujer escribe un seis en su Sudoku. Con un cuatro hace la cara de mi retrato. Para enmarcar sin embargo todo el orden del universo encerrado en la malla de los pasatiempos japoneses. Cada número en su lugar. ninguno se repite. Todo encaja. Me agobio sólo de pensarlo.

BEST-SELLERS-THE SECRETARY
Invocado por los lectores de best-sellers de las filas 2, 5 y 9, se me aparece Dan Brown en el asiento de al lado. Pasado Albacete, me saluda amablemente con un gesto de cabeza e inicia una conversación sobre los cables de alta tensión que cosen el paisaje de Castilla la Nueva. Meto los dedos en las llagas de sus manos y al sacarlos teñidos de sangre no puedo negar que efectivamente se trata de él. No hay duda de que es un hombre inteligente, invita a cacahuetes y whiskey del bueno, y apostilla cada uno de mis comentarios con una nota de humor brillante y sagaz. Le hablo de mis prejuicios y sonríe divertido. Habla de Suzuki Elephants. Saca la cartera y me enseña fotos de cuando viajó al sur de Portugal, de su primera mujer y de los hijos que tuvo con ella. – Al principio piensas que podrías hacerlo todo por los niños, que renunciarías a todo lo que te gusta o que te dejarías atropellar por un camión. Luego descubres que ser padre no evita que sigas siendo el mismo cabrón egoísta y que vivir de forma ordenada te sigue costando tanto trabajo como antes. Le beso con tantas ganas que le araño la otra mejilla, y comienzamos a follar torpemente mientras dicta en mi oído y yo tecleo diligentemente: Mientras esperaba que abriera la ventanilla de atención al público de la Banque Cantonale de Genève, Natalia del Higadillo, sentada en un sillón Barcelona de 1929, tamborileaba sus dedos sobre el grueso maletín sin ningún atisbo de impaciencia. Faltaba media hora para poder sentarse ante el financiero de sonrisa amplia dispuesto a custodiar durante el tiempo que fuera necesario su pequeña fortuna de concejal y sentía que un cálido bienestar inundaba su cuerpo desde el estómago. En ningún momento se había sentido culpable; desperdiciar toda la capacidad de justificación y evasión de la culpa de su privilegiada cabecita sería simplemente un sacrilegio. A su derecha, posada en una pequeña mesa de cristal templado había un libro de visitas y un bolígrafo Montblanc unido al libro por un frágil cordel. Sin soltar el maletín y apoyada sobre el codo derecho, garabateó en una página en blanco Es cuanto menos adorable la candidez que demuestran al suponer que todos los ladrones que visitamos su banco no vamos a robarles los bolis. Por supuesto, en la camara acorazada del banco hay un manustrito del siglo IX que indica dónde está enterrado el arca de la alianza. Chupate esa, Indiana Jones. 

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