FUERADEJUEGOPOSICIONAL

hecho: las supersticiones son de paletos. y por ello son algo para los demás y no para las chicas como yo. no, las chicas como yo, positivistas de pro y listillas de alta alcurnia, que desconfían del reiki y de la leche de soja y de la grafología y de los partos en casa y de las pulseras de titanio, que juegan-sólo para molestar- en los euromillones el 10 el 20 el 30 el 40 y el 50 porque todos los números están al final en el bombo, que no creen ni en el destino ni en la luz al final del eurotúnel, decía, las chicas como yo, no, no tienen supersticiones. las chicas como yo, que asienten sistemáticamente cuando ven redes y fruncen el ceño con el horóscopo chino- , no, no sienten la necesidad de establecer relaciones de causa y efecto en base a empirismos vacíos y accidentales, de sustituir razón por simple correlación. las chicas como yo, que se mueren de risa mientras derraman la sal y desean suerte a sus amigos de la farándula, ellas, sí, ellas, las mismas que pasan de largo delante de confesionarios y herbolarios, ellas, sí, se ríen de los crédulos y se beben un moscato a la salud de todo aquello que no se puede explicar y/o controlar mientras delegan responsabilidades en los límites de la ciencia, en la casualidad, en el caos o en los peces de colores(siete rojos, uno amarillo y uno azul).

así que confesar que en los últimos tiempos yo, repito, yo, presento una conducta supersticiosa que ríete tú de las palomas de skinner, es raro. es como josé angel llegando a casa y gritando a su madre que es cristiano homosexual.
es por ello que intentaré ante todo deshacerme en explicaciones y justificaciones, trataré de acotar, matizar, y minimizar. así, primero diré que mis supersticiones sólo se concentran en torno a dos parcelas muy específicas de mi vida (A y B) y que en lo demás soy una chica de esas que son como yo. también explicaré que soy consciente de que esto es irracional (fingiré además que no hay en esta afirmación redundancia), me rascaré el mentón, y diré que para superarlo me vendría bien escribir sobre ello, pero que no precisaré aquellas cosas en torno a las que orbitan mis supersticiones porque ello es en sí mismo otra superstición. contaré entonces que no me puedo poner la camiseta negra descolorida, ni la roja sin mangas , ni los zapatos azules porque entonces A pasará. añadiré además que cambiar de ordenador, de desodorante, de teléfono móvil y de pasta de dientes también podría tener algunos efectos a corto plazo sobre A y para contrarrestarlos podría servir llevar una piedrecita en el bolsillo, o en su defecto un tornillo. por su parte, es más que probable que uno de los dos juegos de sábanas que voy alternando en mi cama esté afectando de manera positiva al desarrollo de los acontecimientos en B y que por ello me resistiré a lavarlo esta semana. también me resistiré a acabar de leer el libro que prometí terminarme porque ello augura desastres definitivos en A, sin perju-icio de que B también se vea perju-dicado de modo colateral.

contar-é todo eso y me diré que contar-lo ha sido catártico. y sé que después leeré mi correo, o perderé el tiempo en youtube, y disfrutaré de mi reciém adquirida falsa paz, así como sí nada, haciéndome la sueca, como sin enterarme, concediéndome el beneficio de la duda, ignorando la certeza de que en unos minutos bajaré al piso de abajo y que para volver al piso de arriba, tendré que subir los escalones de dos en dos porque si no es posible que algo terrible ocurra en C.