Las Tortugas… por LDC. (Vol. 1)

Siempre le pasaba lo mismo. Cada vez que pasaba por Atocha no podía evitar de pararse un ratito a mirar a las tortugas. Fuera del agua les parecían estatuas. Secándose al aire, sin sol. Recurso imprescindible para un reptil. Comiendo comida de gato… escondiéndose entre la vegetación acuática como un único monstruo marino de mil cabezas… en realidad una en cima de otra… intentando asomarse a la superficie… para respirar. Cuantas especies diferentes procedentes de cuantos rincones tropicales podía haber allí concentradas? A veces las malformaciones del exoesqueleto impedían su identificación…  

Esta vez no estaba propiamente mirando a las tortugas… probablemente esta vez eran las tortugas que la estaban mirando a ella… la miraban y pensaban: “¿que hace esta fijándonos, con cara de tonta?”  “Ya está aquí otra ambientalista que ha visto demasiadas veces Free Willy y que nos quiere rescatar” “Con lo bien que se vive a aquí” “Y con lo rica que está la comida”

Pues la muchacha con cara de tonta pensaba a como había llegado hasta allí. Había conducido hasta Sevilla y luego había cogido el AVE. Le pareció la forma más fácil de hacerlo. Viajar con el tren siempre le parecía conveniente… cuando coges el avión casi siempre es un disparate llegar a la ciudad… y esta vez no estaba para cambiar muchos medios de transporte… quería llegar relajada.

Pues relajada no estaba… durante el viaje solo había pensado a cuanto tiempo tenía. Se trataba de llegar, acercarse al café, pedir algo, esperar su llegada, “hacer tiempo”, subir a otro tren para volver atrás. Ya estaba todo concertado, los horarios controlados, tres horas en un lugar publico bien comunicado. Así que levantó el campamento y se fue hacía la cafetería. Se sentó, pidió un café, esperó.

LDC.